La puerta del pecado

Hay puertas que nunca se deberían abrir. Otras que es imposible no hacerlo. La audacia está en saber distinguirlas.



¿Cómo sabremos qué hacer? No hay más que arriesgarse, arriésgate y no pierdas la oportunidad de descubrir qué hay detrás de esa puerta.

Mejor arrepentirse de algo que has hecho que de no haber hecho nada. Si no la abres te pasarás el resto de tu vida preguntándote que habría pasado si...

Y si... Esa frase condicional que tanto martillea nuestro cerebro cuando nos quedamos con la miel en los labios.

A mí no me gustan las medias tintas, y por eso tampoco me gusta quedarme con las ganas. Me lanzo, y puede que al caer encuentre el agua o la piscina vacía, pero nunca me quedaré con la duda.

Puede ser que tras esa puerta descubras algo que te cautive de tal manera que jamás quieras regresar. Puede ser que en tu inconsciente estuvieses buscando lo que acabas de encontrar aunque lo quieras negar. Quizás es exactamente lo que necesitas en este precioso momento, con tus más y con tus menos, con tus inseguridades, con tus anhelos.

O quizás te equivoques y tengas que retroceder. Pero nunca será un fracaso, sino un logro, el logro de haber dado el paso de girar el picaporte, echar un vistazo por la rendija, terminar de abrir toda la puerta y enfrentarte enteramente a ese pecado que te había estado buscando.

Ábrela del todo, no la dejes entreabierta, dale un empujón y sorpréndete de lo que hay detrás. Arriésgate a recibir esas emociones al completo, no dejes que la felicidad que te baña te deje a medio llenar. O sino ciérrala de un golpe, para que nada se escape, porque unas gotas de emoción sólo te harán más desdichado. Pero seguro que no quieres quedarte con las ganas.

Así que no lo esquives más, enfréntate ya a esa posible entrada al paraíso. Sólo después conocerás lo que te habías estado perdiendo hasta ese momento. Y quizás, ya nunca más quieras volver. Pero si quieres girarte, perder de vista lo que acabas de descubrir, aunque te vayas por donde mismo has venido...nunca más volverás a ser la misma, eso tenlo por seguro.




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