Un mes como cajera

"Cajera puede ser cualquiera". Pues no, se equivoca. No sirve para ser cajera de un gran supermercado cualquier persona, y digo persona, porque ya no solo hay cajeras, sino cajeros también, para el deleite visual de muchos y muchas.

Siempre se ha tenido la idea de que si necesitas un trabajo a media jornada, ser cajero es el indicado. Que si necesitas unos ingresos extra, esta actividad te los proporcionará sin mucho esfuerzo. Que sólo necesitas poner tu amplia sonrisa y pasar la compra por el escáner, pulsando alguna tecla de vez en cuando.

Todo esto es cierto, pero muy incompleto. Cierto que es un buen trabajo a media jornada, cierto que se tiene que sonreír a toda hora y ser amable con los clientes, con los más simpáticos y los menos simpáticos también. ¡Ojalá fuera solo esto!

Existe tensión constante durante toda la jornada de trabajo de un cajero por varios aspectos: que me escanee bien la máquina, que no se me trabe el ordenador, que no se me cuelgue el datáfono, que el cliente tenga suficiente dinero para pagar, que lo lleve todo pesado para que no retrase a los demás, que no me equivoque en el cambio, que no intenten colar productos "ocultos" en el carro, que la máquina del tabaco funcione, que haya carros y cestas suficientes, darles cambio a los clientes que lo solicitan... Y todo esto sin dejar de sonreír y de forma ligerita.

Además, sobre los hombros de la cajera o el cajero pesa una gran responsabilidad: pueden haberlo hecho muy bien en la sala, que si no le gusta el saludo o la contestación que le da, ha echado abajo el trabajo de todos sus compañeros; aunque por otro lado, si el resto de la plantilla lo ha hecho muy mal dentro, la cajera o el cajero en cuestión pagará todos los platos rotos.

Cuando cierra el supermercado, el cajero sigue dentro, esperando por el cliente rezagado y su pequeña gran compra, al que debe tratar igual de bien que al resto que ha pasado durante todo el día. Quizás ya se han ido toda la plantilla de las demás secciones, porque han terminado de despachar y han limpiado su parte, pero la cajera y la jefa de cajas como mínimo, siguen dentro. Y aún les queda al menos una hora de trabajo más con las puertas del supermercado cerradas.

Y sigue la tensión: puedes haber sido muy simpática con todos y cada uno con los clientes, pero si al final del día tu cajón no cuadra, has metido la pata hasta el fondo. Ya no sabes dónde meterte, o de dónde sacar el dinero que falta. Es ahí cuando deberían estar presentes todos y cada uno de los clientes que te dieron prisa al pasar la compra, al cobrar o al devolver, para que le pidieras el dinero que te falta.

Así que por favor: si la cajera le pide el DNI es por su propia seguridad, si cuenta el cambio dos veces es por su bien, si le ayuda a embolsar es por ir más rápido, si le pregunta cualquier duda es por seguridad....Ah! Y no es necesario que tire el dinero en la cinta de forma despectiva, no son putas, por muy bien arregladas que vayan.

Comentarios

  1. Mari Pino, lo has calcado. Un beso

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    1. Muchas gracias! Si te sientes identificado, he cumplido mi objetivo :) besos!

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  2. Súper identificada‚ solo añadir que no somos robot así que no nos sabemos todos los precios‚ que por cierto varían a menudo y que tampoco tenemos el don de la ubicuidad así que desde caja no sabemos si que no sabemos si queda o no el atún que el cliente quiere.

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  3. Muchas gracias por tus palabras

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  4. Mari pino un 10 por tus palabras,fui cajera y lo he vivido en mi piel y tuve que aguantar muchisimo sin ni siquiera conocer esa capacidad de aguante que tenia escondida por algun lado..ser cajera es mas que un simple trabajo,es una gran responsabilidad,solo lo sabe quien lo ha vivido.un beso

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    1. Yo aún no sé dónde tengo mi límite de aguante...espero no conocerlo ;) gracias por tu comentario! besotesss!!

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  5. Qué identificada me siento. No te dejaste nada atrás, tal cual.

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