Honestidad vs Sinceridad

¿Por qué debemos ser sinceros con los demás? Nos ahorraríamos un millón de problemas y discusiones si nos calláramos de vez en cuando. Es abrir la boca y crecerte los enanos. Y más cuando esos enanos ni siquiera eran tuyos en un principio, los haces tuyos una vez y le das cabida en tu pensamiento y en tus palabras. 


La sinceridad está sobrevalorada. Se habla mucho de ella, pero ¿sabemos realmente de qué se trata? No es decirle a tu hermana que esos pantalones le sientan mal, no es ayudar sinceramente a elegir vestido a tu madre, no es decir abiertamente que no te gusta el pescado en una comida con tus suegros. Es un concepto que va más allá, que nos traspasa, que se alarga en el tiempo y en el espacio, más allá de nuestra existencia incluso.

Mejor practicar la honestidad con uno mismo que la sinceridad con los demás. Sé honesto contigo, respétate, sé orgulloso de todos tus pasos, mira al frente sin tener que bajar la mirada. Haz lo que quieras hacer y responsabilízate de ello. Camina firme en dirección a lo que deseas, no mires atrás para observar tus fallos y bañarte en las lágrimas que derramaste, esas que ya se fueron por el sumidero. 

Escucha a tu corazón, y deja que tu boca hable, o calle, que haga lo que le apetezca en cada momento. Tu alma es sabia, y sabrá en cada instante lo que te conviene. Si lo que dices no te hace progresar un pellizco te recorrerá todo tu pecho, llegará a tu cerebro y te hará callar. Para qué hablar si no evolucionas con lo que dices, para qué hacer nada si no avanzas con lo que haces. 

Sé honesto contigo mismo y la sinceridad con los demás vendrá sola.


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