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Mostrando entradas de 2016

La chica "i"

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Ni la chica "x" ni la chica "y". Soy la chica "i".

Honestidad vs Sinceridad

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¿Por qué debemos ser sinceros con los demás? Nos ahorraríamos un millón de problemas y discusiones si nos calláramos de vez en cuando. Es abrir la boca y crecerte los enanos. Y más cuando esos enanos ni siquiera eran tuyos en un principio, los haces tuyos una vez y le das cabida en tu pensamiento y en tus palabras. 

Pienso

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Pienso y le doy vueltas y más vueltas en  mi cabeza. Es algo que me acompaña incansablemente día tras día, hora tras hora. Intento distraerme, estar siempre ocupada para no pensar más, pero esta tormenta encuentra siempre un hueco por donde colarse y revolverme el pelo y la vida. Miro el móvil sin sentido, solo poso mis ojos en él, porque en realidad no estoy viendo nada. Tecleo aquí y allá, fijo mi mirada en la pantalla esperando una respuesta, que por supuesto no vendrá de ahí. Busco en mi bolso, hasta el fondo, intentando encontrar algo ahí adentro, pero tampoco hay suerte. Pienso en el momento en que tocarás a mi puerta, ese momento en el que la sonrisa me llegará de oreja a oreja y será imposible disimular la felicidad que emanará de mis ojos. Mis labios se tensarán tanto al sonreír, que tendré que morderlos para pararlos y no quedarme sin los instrumentos que te dirán te quiero.

Placer silencioso

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Tu cuerpo está contenido. Escúchalo. Te pide a gritos una sacudida. Necesita explotar, soltar toda esa energía que se acumula en tu interior.  Ya no te vale correr, trabajar en jornadas intensas, hacer ejercicios hasta caer exhausta, leer hasta la medianoche, dejar la casa limpia como una patena. Tu cuerpo te pide algo más. Tus hormonas brincan lujuriosas, en tu cabeza hay algo que no te deja parar, y tu cuerpo también lo sigue cual flautista de Hamelín. Ya no puedes parar, te dejas llevar por el sonido de esa flauta mágica que todo lo embriaga. Por tu mente pasan miles de imágenes, pero no distingues ninguna con claridad. Has llegado a esa cima en la que ya nada tiene sentido, pero poco te importa. Cierras los ojos y te dejas llevar...arriba, abajo...sin control sobre tu cuerpo ni tus sentidos. Ya no hay vuelta atrás. Te esfuerzas por abrir los ojos, por saber qué pasa a tu alrededor, pero tu instinto femenino no te deja, quiere lo disfrutes todo en plenitud. Quiere q

A medias

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Media naranja, medio limón.  Medias tintas, medias noches. Llorar a medias, reír a medias. Da asco.  Sentir a medias, emocionarte a medias. Da pena. No vivas, no sientas, no rías, no llores si lo vas a hacer a medias. Destápate por completo, lánzate al vacío, seguro que encuentras un paracaídas. Y esperemos que no se abra a medias.  Erízate con el sonido de una voz, que se te escapen las lágrimas por una canción, salta dos metros sobre el suelo por una buena noticia. Tírate al piso y revuélcate en el barro, que no te dé miedo ensuciarte. Corre con todas tus ganas, grita con toda tu garganta. No te quedes a un metro de la meta. Enrédate en la lujuria, ríe hasta quedar afónico. Siente hasta el final. No escondas tu rostro enrojecido después de llegar al pleno orgasmo. Vivir a medias no es vivir. Vive hasta el final. Quizás no esté tan lejos.

Esa palabra

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Esa palabra que me retumba en mis oídos. Hace tanto ruido como el silencio que emana de tu boca. Esa palabra que se me ha quedado en el recuerdo clavada, y que me recuerda lo mezquina que puedo llegar a ser. Una sola palabra, una solamente puede destrozarte o lanzarte a las estrellas. Las palabras hay que cogerlas de quien vengan. Y esa palabra salió de ti para estrellarse en mi pecho y hacer añicos mi interior. Has conseguido hacer añicos incluso la propia percepción que tenía de mí misma. Ya nada es verdadero en mí, me has deshecho. Has deshecho mi propio yo con una sola palabra. Sólo puedo recordar tus ojos clavados en mis ojos a la vez que te llenabas la boca con esa palabra, creyendo que me elevabas a quinta potencia con su energía.  Lo único que has conseguido, lo único que he conseguido es querer esconder la cabeza debajo de la tierra y no sacarla hasta que esa palabra sea descatalogada por la R.A.E. Sigue retumbando ese sonido en mi cabeza y yo sólo

Enganchada

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Nunca me ha sonado bien esta palabra. Pero no hay otra. ¿Estoy enganchada, me tienes enganchada? ¿Cuál es la mejor manera de decirlo? No estoy segura. Después de que me enseñaras esa puerta al paraíso, esa puerta que no temí cruzar, y que ahora pienso que era mejor no terminar de abrir. Porque me gustó tanto que hasta me asusté.  O quizás estoy asustada porque me gustaría volver a caminar a través de esa puerta. Fue como si siempre hubieses estado ahí, como si estuviera acostumbrada a ti, pero con la emoción del momento. Primero creí que no sería capaz, y luego salió sólo, sin forzar, naturalmente. Sabíamos que pasaría. Sabía que me engancharía, y aún así no quise dejar de arriesgarme. Hacía mucho tiempo que eso no me pasaba, despertaste mis sentidos y emociones dormidos. Vibrar, soñar, sonreír sin sentido, volar, pensarte, imaginarte. Ya no puedo parar.  No puedo desengancharme. Te has metido dentro de mi ¿ahora cómo te saco? O quizás no quiero sacarte. 

La puerta del pecado

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Hay puertas que nunca se deberían abrir. Otras que es imposible no hacerlo. La audacia está en saber distinguirlas. ¿Cómo sabremos qué hacer? No hay más que arriesgarse, arriésgate y no pierdas la oportunidad de descubrir qué hay detrás de esa puerta. Mejor arrepentirse de algo que has hecho que de no haber hecho nada. Si no la abres te pasarás el resto de tu vida preguntándote que habría pasado si... Y si... Esa frase condicional que tanto martillea nuestro cerebro cuando nos quedamos con la miel en los labios. A mí no me gustan las medias tintas, y por eso tampoco me gusta quedarme con las ganas. Me lanzo, y puede que al caer encuentre el agua o la piscina vacía, pero nunca me quedaré con la duda. Puede ser que tras esa puerta descubras algo que te cautive de tal manera que jamás quieras regresar. Puede ser que en tu inconsciente estuvieses buscando lo que acabas de encontrar aunque lo quieras negar. Quizás es exactamente lo que necesitas en este precioso momento, con

Quiero volver

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Esto es una carta de intenciones. De esas que no suelen hacer los políticos. De esas que se cumplen de verdad. Quiero volver a escribir, que me broten las palabras, tener que pararlas en la punta de la lengua para darles forma. Quiero volver a sentir la necesidad de escribir mis sentimientos,  quiero volver a sentir que puedo hacerlo. Quiero volver a emocionarme después de leer lo que he escrito, quiero volver a poner en orden mis emociones para poder escribirlas y describirlas. Quiero que vuelvas a emocionarte, a identificarte, y a que tengas tanta necesidad de leer como yo de escribir.