Precisamente hoy

Mi padre nunca fue el mejor. Ni el más bueno, ni el más tierno. Pero es mi padre. 
Siempre he sentido que me quiere, aunque no lo demuestre tanto como me gustaría. Y como a mi, a mi hermano y a mi madre. En el fondo sé que él tampoco es consciente de lo mucho que lo queremos nosotros.
Mi padre siempre me ha hablado claro. Fue el único que tuvo la valentía para decirme que la psicología no era lo mío, pues paciencia me falta a raudales, algo que compartimos como padre e hija.
Tengo muchas cosas que reprocharle a mi padre, pero por cada una de ellas, me viene a la cabeza otra que agradecerle.
Y hoy, precisamente hoy, me quedo con la caricia en la mejilla y en el mentón que me ha dado.

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