Qué ganas
Qué ganas de decir se acabó. Se acabó el levantarse con cara de pocos amigos, de despertarse cada mañana para trabajar por media jornada, con suerte, como cajero de supermercado, limpiador de cristales, cuidador de niños... Todos ellos empleos muy dignos pero muy por debajo de las aspiraciones de una persona con estudios más allá de los secundarios. Qué ganas de decir se acabó. Se acabó ver u oir malas noticias relacionadas con desahucios, prima de riesgo, tipo de interés, niveles de desempleo, umbral de la pobreza, analfabetización y todos esos índices que no nos hacen sino ser más que puros números en estadísticas. Qué ganas de decir se acabó. Se acabó el luchar contra la burocracia, contra la clase política que gobierna de espaldas al pueblo y en medio de la oscuridad, contra las entidades financieras y sus cláusulas enmascaradas, contra el IPC y las subidas de impuestos. Qué ganas de empezar. Qué ganas de empezar a sonreír a cada hora del día y de la noche, de da...