Zona de Confort

Esos momentos en la vida en los que no sabes si quedarte o salir corriendo, en los que no sabes qué será mejor para ti, pero que a la vez, muy en el fondo de tu alma, tu interior te dice a gritos lo que debes hacer, por mucho que no lo quieras escuchar. No puedes silenciar tu voz interior, no puedes hacer oídos sordos a tus necesidades, deseos e inquietudes. No puedes porque te puede pesar en el alma toda la vida, porque sabes que te va mucho mejor cuando haces caso a tus emociones, ellas nunca se equivocan. 

No puedes quedarte y a la vez irte, no puedes tener comodidad y a la vez más felicidad, las grandes cosas nunca ocurren en la zona de confort. Hay que pegar el salto, arriesgar. Sí, tendremos que dejar atrás lo conocido y sumergirnos en la incertidumbre, tendremos que abandonar lo rutinario y adentrarnos en un bosque lleno de misterio. 

Quien quiere celeste que le cueste, me decía mi madre siempre. Cuesta la tranquilidad, cuesta la confianza, la fortaleza. Cuesta la comodidad, cuesta el esfuerzo, el trabajo. A veces cuesta el dinero, pero esto es siempre secundario. Lo importante es que la balanza se incline hacia el lado positivo de este esfuerzo, ya sea personal, económico o familiar. Lo que vale la pena es que salgas ganando con el cambio, aunque siempre tengas que sacrificar algo de tu vida. Todo lo bueno comienza con algo de miedo, no te puedes dejar paralizar. Otra cosa bien distinta es que el cambio te cueste la misma vida, eso ya no vale, no entra dentro de las reglas del juego.

Atrévete a soñar: la importancia de salir de tu zona de confort ...


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