Coste de oportunidad



Es fácil comprender que los recursos, el tiempo y el espacio que se están utilizando en una actividad o proyecto no se pueden aplicar simultáneamente a otro. O están en un sitio o están en el otro, pero nunca en los dos a la vez. Esto es lo que los economistas llamamos coste de oportunidad. Como concepto es sencillamente entendible, además de aplicable a cualquier situación de la vida cotidiana.

Mucha gente piensa en términos de esta noción económica-financiera sin ser conscientes de ello. Tomamos decisiones diariamente apostando por un beneficio y asumiendo un riesgo. Lo que no resulta tan simple es decidirnos ante las disyuntivas que se nos presentan. ¿Estudiar, trabajar o ambas cosas? ¿Qué estudiar? ¿Trabajar en el extranjero? ¿Independizarnos? ¿Salir o quedarse en casa? ¿Irnos de viaje o ahorrar? ¿Apostar por el futuro o aferrarse al presente? ¿Esperar un segundo más o actuar de inmediato? Todas estas cuestiones tan mortales implican un coste y un beneficio, a largo o a corto plazo.

La decisión que tomamos dependerá del escenario actual del que disponemos y de la posibilidad de recuperar los recursos invertidos más un plus. Esto es, nos decantaremos por uno o por otro camino dependiendo de lo que sacrifiquemos en la actualidad en pro de un beneficio posterior. Sin embargo, tanto en el corto como más aún en el largo plazo, las condiciones en las que basamos esa decisión pueden cambiar, y hacer que nuestra ganancia esperada no sea tan elevada, e incluso que perdamos todo lo apostado. 

Por esta razón, dar el primer paso en toda nueva andadura no es fácil. Y a su vez, por este mismo motivo, es recomendable en ocasiones hacer un alto en el camino para repasar los pasos que hemos dado y confirmar que son los correctos, o por el contrario que no vale la pena seguir andando. 

Desgraciadamente, llegados a este punto de control, son muchos los que se quedan en el camino, al comprobar que las condiciones del entorno han sufrido tal metamorfosis que lo que ellos en cierto momento advirtieron como una ganancia segura, hoy no son nada más que recursos malgastados. En términos mundanos, sueños rotos.

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