Vagando alrededor de mi misma
Sombras del pasado están tocando a las puertas de mi alma, que hasta ahora estaba inundada de luz, la luz de la verdad, la confianza, la felicidad, el amor, la seguridad. Me visitan en la víspera, pero muy a mi pesar su larga cola se dilata hasta alcanzar todo el día. Influyen en mí de tal manera que ni yo misma me reconozco por mucho que observe mi busto en el espejo. Mis manos temblorosas no soportan ni el más mínimo peso, mis ojos encharcados no alcanzan a vislumbrar nada más allá de mi irritada nariz. El latido de mi corazón se escucha por encima de los ruidos vecinales tan habituales y a la vez tan fastidiosos. Necesito cerrar bien fuerte los labios para que no se me escape un alarido de dolor, de angustia, de arrepentimiento, y para que mi lengua no se atreva a deletrear una frase que me ronda la cabeza interminablemente: “Te lo dije”. No quiero despertarme de nuevo en medio de un placentero sueño con el sudor corriendo por todo mi cuerpo. Un cuerpo que más tar...